17/1/08

Sobre el lenguaje

Las nociones básicas de la lingüística nos dicen que la metáfora "se apoya en una comparación y (...) establece una identidad entre los dos términos."(1) Y es posible distinguir dos tipos de ellas: cuando aparecen los dos términos la llamamos "metáfora impura"; cuando sólo aparece el término metafórico la llamamos "metáfora pura".

Alejandro Gándara en su excelente libro Las primeras palabras de la creación propone que "la causa de la palabra es el temblor de lo innombrable"(2) y esto implica algo que pareciera obvio, pero quizás no lo es tanto. Me refiero al hecho de que el lenguaje es una creación humana, y que con él se pretende dar vida a todo lo que el ser humano percibe. Los poemas babilónicos primitivos, como la Epopeya de Gilgamesh y el poema de la creación Enuma elish, ya hablan de esto. Marduk es bautizado con cincuenta nombres diferentes al derrotar a Tiamat y crear el género humano para alabanza de los dioses. Para ellos, nombrar es dar vida.

Si aceptamos el carácter errante de la lengua, teniendo en cuenta que el significado es una entidad viva, lo que habla claramente de que el uso actualiza el significado, podemos arriesgarnos a declarar que no existen definiciones perfectas y que por ello el lenguaje no puede representar fielmente el modelo, por lo que las definiciones no serían más que comparaciones. Y las metáforas son comparaciones. Un diccionario es un índice de metáforas, entonces(3).

La poesía está llena de frases del tipo A es B. Para el curioso, son meramente comparaciones o bien metáforas. Esto nos trae dos personajes nuevos al mundo: por un lado, el lexicógrafo que hace poesía sin saberlo; y por otro lado, el poeta que inconscientemente se convierte en lexicógrafo. Retomando lo dicho en el primer párrafo, la metáfora impura es la que más se adapta a la labor del lexicógrafo, puesto que con sólo cambiar los dos puntos por "es" tenemos una metáfora de ese tipo. Sin embargo, no todo poeta pretende establecer un significado definitivo a la palabra. Quién si no él sabe que la palabra puede matar y amar.


NOTAS
(1) DIEZ BORQUE, J. M., Comentario de textos literarios; método y práctica. Madrid: Playor, 1978, p. 108.
(2) GÁNDARA, A., Las primeras palabras de la creación. 2 ed. Barcelona: Anagrama, 1998, p. 12.
(3) A modo de curiosidad, agrego la definición de Lexicógrafo, según Bierce: "Pestilente individuo que bajo pretexto de inspeccionar un estadio determinado en el progreso de una lengua, hace lo que puede para detener su crecimiento, quitarle maleabilidad y mecanizar sus métodos. El lexicógrafo, después de escribir su diccionario, se convierte en <>, cuando su función es hacer simplemente una compilación y no dictar una ley." En su: Diccionario del diablo. Buenos Aires: Andrómeda, 2007, pp. 85-86.