
La semana pasada ellos llenaron de buena música mis días en Potrerillos, con los dos primeros discos de Miles de años y con Mensajes de la tierra de Sandra Amaya, arreglado por Valdo. En el 2006 los escuché por primera vez y hubo un click muy grande a partir de allí. Hoy casi no escucho música en inglés y es paradójico que una banda instrumental me lleve a ello. Pero qué banda, loco! Y, por lo tanto, qué perdida! Sólo nos queda de Miles de años su percusionista, Quique Öesch, un grande, un lujo. Escucharlos era una experiencia sensorial. La noticia de su muerte también.