9/8/07

Sobre la Idiosincracia

Localismo mendocino Debemos tener cuidado. En Mendoza se puede observar algo que nos va a traer muchos dolores de cabeza. Me refiero a esa especie de "localismo" y que nos lleva a la mofa de ser argentinos si estamos con un extranjero, a la de ser cuyanos si estamos con un argentino de otra región, a la de ser mendocinos si estamos con otro cuyano, o maipucinos, de Luzuriaga, de tal barrio de Luzuriaga, y de tal calle, hasta llegar al colmo de la especificidad. Esto nos lleva a sobrevalorar lo nuestro -o, mejor dicho, lo que creemos nuestro, pues es la herencia europea de lo que hablamos al fin de cuentas-. Esta patología puede llevarnos a elegir la fórmula presidencial Cristina Kirchner-Julio Cobos sólo porque el vice es de la provincia, olvidando lo nefasto que sería la continuidad de ellos en el poder, pues Cristina es Néstor, y es la posibilidad de que vuelva a presentarse él en el futuro, sin hablar de re-elección (término de inevitables connotaciones menemistas).

En el actual gobierno kirchnerista, Daniel Scioli es un títere sin voz ni voto y tengo la impresión de que por esa misma razón ocupa el cargo. Esta motivación erige a Kirchner como una especie de tirano, imagen que se puede corroborar si analizamos los avances de su gobierno como medidas populistas para acallar las posibles voces disidentes: se pagó la deuda externa y se hizo de ello un discurso de emancipación; se anularon los indultos a los genocidas de la última dictadura, pero la Justicia jamás actúa como debiera y la medida es una banalidad entonces, algo que no cambiará el statu quo.

Pero más allá del discurso debe verse las intenciones del político. La crisis energética puso en evidencia la falta de regulación y previsión por parte del Estado para evitar lo evitable. Que los servicios públicos estén privatizados no exime de responsabilidades al Estado, que debe bregar por el beneficio y la dignidad del pueblo. La crisis energética puede ser utilizada como una manija para terminar un proyecto que quedó medio tapado por una "solución": el proyecto minero de Sierra Pintada. Cuando la gente se movilizó y logró que se prohibiera la lixiviación con agua, lo que terminaría con el saqueo de nuestro mineral, se pasó misteriosamente por alto un punto: en el tratamiento del uranio, para su enriquecimiento, la lixiviación puede realizarse con otros métodos (sin agua). Este punto hace que la prohibición dictaminada en la Legislatura no afecte a la mina de Sierra Pintada, y si tenemos en cuenta que desde hace algunos años Kirchner está detrás de la construcción de una nueva planta nuclear y de la explotación de la mina, la omisión toma tintes un tanto siniestros, como el rostro de nuestro monarca. Cobos, como a la hora de definir una postura respecto de la minería, tomaría en este caso un rol pasivo que sólo perjudicaría a la provincia, y, siguiendo un proceso inverso al del localismo, perjudicaría a la región, al país, al continente, al mundo si se quiere (o si se piensa en los fines bélicos del uranio que puede extraerse de la mina).

Yo no quiero ocultar el miedo que me provoca pensar en la posibilidad de esta tiranía, o en la posibilidad de la reunión que ya se realizara entre Rodríguez Saá, Menem, y otros demonios innombrables de la política argentina. Yo no quiero que la gente tenga mala memoria y pase por alto que el gabinete de Kirchner es similar al de Menem, lo cual implica que la misma gente se acomoda las caretas, y el discurso, según el gobierno de turno. Sería bueno que no dejáramos pasar estas "omisiones", ya que demuestran ser tendenciosas. Y ni hablar del peligro que representa para la salud una planta de tratamiento de mineral como se pensaba para el caso de Sierra Pintada. Cáncer, contaminación irreversible de la tierra y del agua: en fin, Muerte.

Es en estas ocasiones cuando debemos sacar a relucir el "localismo" mendocino, a la hora de defender nuestros recursos, la calidad de vida y el mundo que queremos ofrecer a quienes vengan detrás. Sin olvidar jamás que seremos nosotros quienes los engendren, serán nuestra sangre y nuestra carne y si el burgués en mi puede más que el amor, entonces ya no quedan esperanzas para las generaciones venideras. Es extraño esto, veinticinco años, sin hijos y pienso en el futuro que pretendo para los niños que probablemente nunca traiga. Definitivamente es el ánimo de trascendencia lo que explota en mi interior. Y sería bello pensar en que todo lo que explota es poesía, no las montañas de América, las montañas de Argentina, las montañas de Mendoza. Memoria, memoria, para no seguir siendo pasto de la corrupción y de la negligencia, para no ser presa de las multinacionales. Memoria para ser voz viva en un mundo convaleciente. Para ser poesía. Para trascender.